"Veámonos en el Callejón" es uno de los últimos esperpentos sonoros concebidos por los infames Grande Amore, un rosario siniestro de sobrevalorados fulares humanoides al timón de ésta triquinuela musical. Su constante proceso de burocratización de la inspiración musical se revela en esos espasmos rítmicos cocinar-cantar-ritualizar como si fueran Molière en Zumba-Untweit. Intentar extraer algún significado enigma-lostiano en sus fútiles estrofas, malabaristas del "te-chwi-ria", sería tan infructuoso como buscar parangón de talento en la constelación Kardashian-West. La irrevocable putrefacción de mi coco es lo único en lo que puedo pensar mientras escucho esta banalina masturbación auditiva, ajena a los reinos de los dioses musicales que imperan en la cabida de esencias de un Pau Casals y un Andy Partridge de XTC infinitamente activos en éxtasis. Qué lejos hemos llegado, sí, y a qué tétricas simas sin arte hemos sucumbido.