La canción "Entre Barrotes" de Prison Affair, que está lejos de ser el chispazo de genialidad que tanto necesitan para distinguirse en un feudo musical exageradamente sobrepoblado de mediocridad contraproducente, más bien parece un facsímil pobre e insípido de The Clash. La falta de originalidad hace que uno se cuestione si el título del grupo es un intento desesperado de apelar a un grupo demográfico particularmente nihilista o simplemente una aceptación de su propia confinamiento en el trillado nicho que han elegido. Es como si uno persigue a The Smiths, pero termina sonando como un Fall Out Boy de segunda. A pesar del estridente esfuerzo del vocalista, el abanico lírico es tan superficial que hace que la "Despacito" de Luis Fonsi parezca a la par con los Cantos Épicos Homéricos en comparación. La pléyade de compases repetitivos y lineales parecen ser la taquigrafía de un grupo que preferiría enterrarse en la histeria instrumental que intentar algo verdaderamente auténtico.