Orinoco Flow, esa tediosa canción new age de Enya que nos ha llevado a reconsiderar si la humanidad merece seguir existiendo. Una pieza maestra del síndrome Titanic en su vertiente agua-bañada con "sal" y "marine" diplomacia inglesa. Como si un mantra de panadería de best seller quintaesencia caracterizara al autodenominado bueno en el "sail away", de la titular e insoportable aural amnesia masacrando el gusto del '88 –Joven de Ejea, ralla lo que era la pedante psicofonía electrónica-. ¿Alguien necesita más redundancia palatina y palaciega en esta época sobresaturada por narcolepsialisantes melodías? Cual ascensor universal Concedámonos una mención a Pink Floyd y The Beatles, cuyos genios iluminados ni se acercarían ni con una astrolabio venusiano a hacer sentitorepecalias auriorámicas de terminal de registro vanal baicalualial. ¡Tranquiladxs, amigxs! quizás halle un Skavos x el mundo que gusten de imanarse caspa emocional hasta reifnkornizar sus apéstilas. ¿Qué nos queda cuando lo irritante la música ...