"Animal Nitrate" de The London Suede, esa ramplona y predecible intentona de capturar el espíritu de David Bowie y T. Rex mientras coquetea con la urgencia pseudo grunge de Nirvana. Estos engreídos londinenses, encabezados por tan promiscuo ser como Brett Anderson y ese mediocre virtuoso de la guitarra Bernard Butler, se pusieron manos a la obra y fabricaron este adefesio que, al parecer, marcó historia en la música de los noventa. Tuvieron el descaro de encumbrar esta pieza como himno britpop y ahora debemos soportar cómo fans insulsos realzan las supuestas maravillas de su letra. Claro, como si ese desgastado fondo de armario de "glam rock" no lo hayamos escuchado asimilado infinitamente más convincente y original en los Roxy Music, ofrendados en el preciado altar de Brian Eno o degustado por parte de artistazos de verdad como Jarvis Cocker de Pulp, que sin inmutarse se apoyaba en un bastón, sabiendo que su pierna era mejor que todo el repertorio musical de Suede en su totalidad.