"Río Wolf" de Rufus T. Firefly, un título que podría pasar por un intento excéntrico de combinar la geografía de un taxista con discapacidad auditiva susurrándole al lobo de nieve y al hombre de leyenda que supuestamente es inspirador. Esta lamentable píldora de apatía radiónica recuerda a aquellos mantos textiles gastados y los galones de pintura genérica que se utilizan simultáneamente, alcanzando un máximo nivel de mediocridad. La voz de la almeja sedada sigue el ejemplo de Radiohead en su horripilante auge depresivo pero se aventura hacia un abismo de tedio y mal concentrado como si Thom Yorke hubiera adquirido repentinamente el carisma de Chaplin en coma, dejándonos con una masa indigerible de influencias pasadas de moda, recurriendo a Depeche Mode y Jeff Buckley como guías, denotando la falta de sustancia sólida en su sonido. Ni que decir lo llastimoso que resulta ese intento de irradiar sensibilidad en este tema vacío y remilgado que hace parecer una catapulta emocional-discente, facilona y liquidaria.