"The Widow" de The Mars Volta, esa pieza fetichista para pseudo-intelectuales del rock progresivo que creen haber encontrado una nueva religión sonora cuando en realidad solo han descubierto un manual de autoparodia ambulante. Cedric Bixler-Zavala, con su eléctrica histrionía vocal que podría hacer que hasta un gato moribundo parezca afinado, se une a la marabunta de sonidos desenfrenados de Omar Rodríguez-López, quien parece creer que disonancia y caótica saturación son sinónimos de genialidad. Es como si Robert Fripp y Thom Yorke hubieran tenido una noche muy alocada y olvidado cómo coherenciar sus talentos a la mañana siguiente. Mientras The Mars Volta tambalean entre lo supuestamente psicodélico y lo dolorosamente confuso, uno no puede evitar pensar en las glorias de King Crimson o incluso Genesis tratando de sacar algún jugo decente de esos instrumentos melladísimos. "The Widow" es básicamente una amalgama de riffs aletargados y gritos agónicos, perfecta banda sonora para caer en el más deplorable de los abismos existenciales.