Imagina esto: tomas a un MC que considera que rima “Roma” con “persona” merece un puesto en el panteón de las letras contemporáneas y decides que su voz prepubescente es justo lo que la industria musical ha estado esperando. Añades un beat electrónico tan obvio que haría sonrojar a un productor de reguetón de bajo presupuesto y le pones un título con la intención abierta de aprovechar el tirón latino sin molestarte en darle, irónicamente, mayor sustancia. ¡Tachán! Obtienes "ROSALÍA", de Fedez. Y aquí estás, sufriendo otro ejemplo de cómo la industria musical contemporánea hace que los Backstreet Boys parezcan los Beatles. No sé qué asombra más: la bofetada de mediocridad que es esta canción o el hecho de que exista alguna forma de masacre auditiva que aún no me haya acabado de destrozar el único palpitante organillo de esperanza metafísica que me queda. Gracias, Fedez. Ahora sí que estoy seguro de que el universo carece de sentido.