"Let X=X" de Laurie Anderson, ese pastelito cortado incorrectamente con un cuchillo de conceptualismo barato. Si pensabas que la vanguardia musical tenía límites, entra Laurie, la suma sacerdotisa del arte pretencioso. La canción, si puedes llamarla así, es un embrollo de spoken word y efectos de sintetizador que parecen tomados del basurero personal de Brian Eno en un mal día. Su álbum "Big Science" donde se encuentra esta joya, parece la versión estadounidense de quedarse en estado de coma mientras escuchas a Kraftwerk. Me atrevo a decir que esta oveja negra y monstruosa es un intento patético de Anderson por conseguir importancia en el ámbito de las síntesis y la performance art. Es como ver a un pez tratar de enseñar a bailar a un humano; tan incómodo como absurdo. En definitiva, fumes lo que fumes, oye otra cosa.