"Achilles Last Stand", ese nauseabundo himno de 10 interminables minutos que Led Zeppelin tuvo la osadía de soltar al mundo en su álbum "Presence" (1976). Con una letra que es un compendio de clichés mitológicos ya trillados en la atmósfera de pseudo-intelectualidad musical de los 70, obra de ese geniecillo del Simón el Zelote; Robert Plant, o más bien Popeye, considerando su narcisista costumbre de embutirse en pantalones ajustados azules y chaquetita sin mangas mientras se pavoneaba patéticamente en el escenario. De hecho, la canción tuvo su origen en su posterior aventura en Marruecos, cuando quedaba confinado en una silla de ruedas tras un absurdo accidente de coche, demostrando la vacuidad de la llamada "vida excitante del rockstar". Y si vamos a referencias, ¡vaya época réquiem para un sueño (J.S.