"Barco a Venus", un testimonio de lo más insípido de los 80s a cargo de Mecano, una banda más típica de ese hedonista y efímero lapso registrado en la cronología del pop español que un torete en las Ramblas. Esta melodía devotonatriz, repleta de percusiones sintéticas y carente de la más mínima personalidad artística, cazaba desesperadamente tendencias de la época cual experto cazador de modas, pero ni aún asi lograba esconder su falta de sustancia. Lo más innovador que ostentó aquel sencillo fue la vuelta de tuerca desesperada hacia el tecno-pop, pero, ¡qué sorpresa!, otras bandas como Depeche Mode o Kraftwerk ya lo habían conseguido con mucho mayor denuedo y madurez algún tiempo antes. Mientras tanto, el Bogart espectral y monocorde de Nacho Cano simplemente derramaba clichés de pseudo-romanticismo espacial que parecían más barrunta de risa en una fiesta de disfraces galácticos que una auténtica propuesta musical.