"A Day In The Life" de The Beatles, como si no hubiéramos oído ya suficiente sobre esa sobrevalorada melodía en nuestros míseros recorridos por el mundillo musical. Cualquier abyecto aprendiz de melómano alardea de sus conocimientos sobre ese glorificado experimento lisérgico de la banda, exaltándolo como la culminación de la genialidad británica. Pues bien, permítanme ilustrarles mínimamente, aunque dudo que puedan comprender la magnitud de mi verborrea erudita: "A Day in the Life" fue el retorcido producto de la desgastante competencia entre el solipsista Lennon y el simplista McCartney, quienes cual Quixote y Sancho, patéticamente se aferraban a las bridas de la consagrada "Sgt. Pepper's”. Y en su ímpetu diletante unieron en esta canción dos miríficas piezas inconexas, solo para demostrar sin éxito alguno que su "arte" trascendía el de inimaginables genios, como Brian Wilson y sus "Pet Sounds" o Bob Dylan desairando eufónicamente en su "highway 61”.